CAPITULO TRES

EL CARÁCTER DE DIOS EN TI

 

Por: Gary Sigler

 

VINIENDO A SU PRESENCIA

Necesitamos recordar todos los días que venimos ante el Señor basados en la sangre derramada del Cordero. Somos capaces de presentarnos ante Dios gracias a lo que Él ha cumplido por nosotros, no gracias a lo que nosotros hayamos podido hacer. Somos merecedores de venir ante Él porque Él nos ha hecho merecedores. Permanezco en Su presencia sin ningún pecado, sin ninguna condenación, sin ningún sentido de inferioridad, gracias al trabajo del Calvario. No hay nadie en esta tierra que sea tan vil, pecaminoso o degenerado que la sangre de Jesús no lo pueda alcanzar. La Iglesia debería estar predicando el evangelio de reconciliación, no de condenación. Lo que le podemos decir al más grande pecador es que no hay ahora barrera entre ellos y Dios, porque Dios los ha reconciliado en la Cruz. "Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación" (2 Co 5:19) Hay un viejo himno que dice, "Nada en mis manos traigo, simplemente a tu cruz me sostengo." La única cosa que tú puedes ofrecer a Dios es aquella que Él ha colocado en ti. El amor de Dios ha sido derramado ampliamente en nuestros corazones por el Espíritu Santo el cual nos ha sido dado. Nosotros no podemos todavía amar a Dios hasta que experimentemos Su amor fluyendo en nosotros. El hombre con su naturaleza carnal no tiene nada que ofrecer a Dios. Si tú amas a Dios sobre todo, es solamente porque Él vino a ti trayendo el pan de Su Palabra y el vino de Su gozo. Cuando Él comienza a tocar nuestras vidas, nos damos cuenta de la amplitud de Su amor. Esto nos lleva a buscarlo y amarlo de vuelta, pero no con nuestro amor propio. El amor que ofrecemos a Dios es el amor que Él coloca dentro de nosotros cuando comenzamos a experimentarlo.

 

SOMOS TIERRA SANTA

 

Debemos comenzar a darnos cuenta que somos tierra sagrada. Somos santos porque donde quiera que Dios esté, es tierra santa. Cuando Moisés se paró ante la zarza ardiente se le dijo que se quitará sus zapatos. Fue solamente porque Dios estaba allí. El Espíritu de Dios está viviendo y latiendo en nosotros hoy, y esa es la razón por la que somos gente santa. Si no tienes la realidad del Espíritu de Dios en tu vida, no podrás vivir una vida santa, no importa cuan duro trates. Sin embargo, cuando el espíritu comienza a vivir a través de ti, no debieras ni siquiera tener que tratar de ser santo. La vida Cristiana no es aquella que trata de ser buena y falla, o aún de intentar ser alguien. El hombre natural carnal nunca tiene que tratar de vivir la vida humana; él simplemente vive. Vivir el tipo de vida de Dios no es diferente. Una vez que El Espíritu de Dios se aviva en ti, ¡Tú solamente vives! Por supuesto, Este es un asunto de crecimiento y transformación. Somos cambiados en Su semejanza de un grado de gloria a otro grado de gloria, día a día. Lo que te hace a ti santo es el hecho que El Espíritu de Dios ha sido colocado dentro de ti y Él es el ESPIRITU SANTO. Por ello, si tú lo buscas a Él que reside dentro de ti, te volverás una persona santa. Si lo buscas a Él, Él te llevará a dejar tu vida a un lado y comenzar a servir a otros y te volverás en lo que Él es. Te puedes volver muy religioso, y ser muy bueno, e ir a la iglesia y bailar y cantar, y todavía no ser una persona santa. La santidad es el carácter de Dios avivándose dentro de ti.

 

Tu cuerpo es tierra santa. El hombre fue creado del polvo de la tierra, y cuando el Espíritu de Dios viene vivo del interior de mi, me vuelvo tierra sagrada. Soy como el jardín en el que tú siembras las semillas, y donde crecen las flores hermosas. Pablo le dijo a los Corintios que ellos eran labranza de Dios. La palabra "labranza" significa una hacienda o finca, un lugar donde se hacen crecer las cosas. Todas las cosas amorosas del Espíritu de Cristo deben crecer en nosotros. Somos tierra sagrada. Nuestros labios son labios sagradas. Nuestros labios deben ser consagrados a Dios, y deben hablar solamente de las cosas santas de Cristo, para edificar a los santos de Dios y animarse unos a otros. Cuando tú aprendes a controlar lo que te hablas a ti mismo y a otros, lo que hables cambiará tu vida. Nuestras manos son manos santas. ¿Por qué tenemos manos santas? Porque el Espíritu Santo habita en nosotros. Cuando te toco bajo la inspiración y unción del Espíritu Santo, se producirá una impartición de Dios hacia ti para satisfacer tu necesidad. Si tú necesitas sanidad y coloco las manos sobre ti, hay una transferencia del Espíritu Santo hacia ti que inicia el proceso de sanidad.

 

Mucha gente está confundida en el área de sanidad porque ellos piensan solamente en términos de milagros. ¡Gracias a Dios hay milagros! Personalmente he conocido gente quien ha estado confinada a una silla de ruedas, y los han visto pararse y caminar. Así que muchas veces cuando oramos por alguien y ellos de inmediato no se recuperan, perdemos la fe. Jesús dijo en Marcos 16:18 que aquellos que creyeran en El impondrían las manos sobre el enfermo y ellos se recuperarían. La recuperación no es un milagro instantáneo, sino un proceso que toma tiempo. Esto no significa que debería imponérsele las manos a todo el mundo que está enfermo, pero si el Espíritu Santo te dirige a orar por alguien, entonces desde tu espíritu es transmitido el poder sanador de Dios, y la sanidad inmediatamente comienza a ocurrir.

 

 

 

DIOS HARÁ SURGIR SU CARÁCTER

 

El evangelio del Reino es aquel que Dios está trayendo a su Iglesia hoy. Hasta que tú no experimentes al Espíritu de Dios produciendo Su carácter en ti, nunca manifestarás el Reino de Dios. Mucha gente en la actualidad está experimentando diferentes aspectos del Reino, pero ellos no solo deben experimentar el Reino, sino manifestarlo. Hoy, la gente de Dios está aprendiendo como levantar el Espíritu de Dios dentro de ellos. El Espíritu pone a morir su naturaleza carnal y manifestar el carácter de Dios dentro.

 

 

BIENAVENTURADOS LOS MANSOS

 

La enseñanza del Reino de Dios es ofensiva tanto para el mundo como para la gente religiosa. A todas partes donde Jesús iba. El ofendía a la gente religiosa cuando enseñaba sobre El Reino de Dios y hacía cosas que eran contrarias a las tradiciones.

El sanó en el día de reposo (Sabbath) y ellos se opusieron violentamente.

 

Convertirse en una persona mansa no es un asunto muy popular en el mundo religioso. Convertirse en una persona humilde es una contradicción con lo que la religión te enseña. Ha habido una enseñanza en la Iglesia en los últimos años sobre el mejorar la imagen propia y ser asertivos y lograr la realización del yo. Si eres una persona mala, probablemente tengas una pobre imagen de ti misma, la sicología te enseña a ti como tener una buena imagen. Definitivamente es mucho mejor tener una buena imagen que una mala, pero recuerda—en el comienzo hubieron dos árboles en el Jardín. Ellos fueron el "Árbol de la Vida" y el "Árbol del Conocimiento del bien y del mal". La sicología trabaja en base al árbol del bien y del mal. Si tú tienes una mala imagen de ti misma, a través de la consejería sicológica tú puedes cambiar tu vida natural y convertirte en mejor persona con una buena imagen de ti misma. No hay nada de malo en esto, pero debemos saber que no necesariamente una buena persona es una persona santa. Dios es siempre bueno, pero lo bueno no es siempre Dios. La única cosa que satisface el corazón de Dios no es solo que tú seas una buena persona sino una persona santa! La enseñanza en Mateo 5-7 persigue que tú busques una naturaleza santa.

 

Cuando Jesús vino, Su gente no estaba buscando a alguien que era pobre en espíritu y humilde. Ellos estaban buscando a un rey que vendría y destruiría todos los reinos del mundo y colocaría un nuevo Reino bajo Dios. Él realmente lo hizo pero no en la forma que ellos esperaban.

 

QUE ES LA HUMILDAD

 

Mansedumbre O humildad significan gentileza: soportar la injuria con paciencia y sin resentimiento; la ausencia de vindicación.

 

Si tú estás sirviendo a la gente de Dios y dando de ti a otros, ¿te resentirás cuando ellos no te aprecien? O ¿Cuándo te hagan algo incorrecto? ¿Sientes pena por ti mismo? Si es así, no eres una persona mansa. Aquel que es manso busca solamente servir a sus compañeros sin importar como ellos lo traten a él.

 

La mansedumbre verdadera tiene amabilidad, pero con poder. Una persona mansa tiene verdadero poder espiritual, y, al igual que Jesús, no peleará contra carne y sangre. Una persona humilde conoce como hacer guerra en la dimensión espiritual. Jesús no atacó a nadie, pero Él expulso demonios, sanó al enfermo y trajo luz a la oscuridad.

 

El gran peligro en la Iglesia hoy es la predicación de un evangelio intelectual. ¡Dios no está interesado en solo salvarnos para que así nosotros podamos ir al cielo cuando muramos! Jesús enseño que el Reino de los Cielos está dentro de ti. Este no es un lugar para irse cuando te mueras. Si todo lo que tu recibes es a un Jesús intelectual quien tu piensas te llevará al cielo cuando mueras, te has perdido la sustancia del evangelio. La Palabra enseña que cuando verdaderamente recibimos a Jesús, nos volvemos una persona diferente. Si vienes a Jesús y no hay cambio dentro de ti, entonces necesitas buscarlo a Él hasta que tú experimentes Su vida, y tú cambiarás. Una vez que tú experimentas la vida de Dios, tú nunca serás feliz otra vez hasta que Dios te conduzca a una vida de santidad. Si tú lo has recibido verdaderamente y no estás viviendo por Él, tú nunca serás feliz otra vez, excepto por momentos efímeros. El Espíritu de Dios en el adentro de ti quiere solo una cosa: El quiere que se le permita desatarse. El anhela poseerte totalmente. El quiere llenar tu mente, emociones y voluntad con la vida de Dios. El quiere que tú seas totalmente transformado desde el adentro, para que Jesús una vez más pueda vivir en la carne y manifestar la vida de Dios a un mundo perdido y moribundo.

 

Una persona humilde no será aquella que se haga valer a sí misma. Si comienzas a tratar de ser valiosa a ti misma y a mantener tus derechos, te hará sentirte mejor sobre ti misma pero estarás lejos de la mansedumbre. He visto a los Cristianos destrozados por volverse valiosos por sus propios esfuerzos. Una persona mansa nunca tiene que defenderse, él mismo. En cualquier momento que comiences a defenderte a ti mismo, tu caminas lejos de la humildad. Si alguien comienza a criticarte por la forma en que ministras o la forma en que haces las cosas, y comienzas a levantarte desde dentro de ti misma para defenderte, no eres una persona humilde. Jesús enseñó que debes amar a tus enemigos y hacer el bien a aquellos que te persigan- no a levantarte contra ellos. Una persona humilde bendecirá a sus enemigos y orará por ellos. Si conoces a alguien que te ha hecho algo incorrecto y eres una persona mansa, harás cualquier cosa dentro de ti para traer restauración. Si alguien te hace daño, hazles algo bueno a ellos. Sácalos a cenar o cómprales un regalo. Si eres bueno con tus enemigos, al poner a un lado tu yo y tus sentimientos naturales que quieran levantarse y golpearlos, los bendecirás y orarás por ellos, Dios usará tu carácter divino (Cristo en ti) para salvarlos, traerlos a una relación con Él como la que tú tienes.

 

He tenido la experiencia muchas veces en mi vida de ganarme a la gente para que me amaran cuando ellos me despreciaban, siendo agradables con ellos, bendiciéndolos y orando. Si estás casado, tú necesariamente necesitas conocer este principio. Puedes ganar el respeto de tu compañero teniendo un carácter santo.

 

Una persona amable nunca piensa desagradable de aquellos que no lo entienden. ¿Realmente es importante si alguien no te entiende? ¡Solamente si eres una persona orgullosa! Si tienes orgullo en ti misma, lo que otros piensen te molesta. Una persona espiritual necesita solamente un reconocimiento, y ese es el decir del Padre, " Bien hecho, tu buen y fiel siervo" Si tienes la aprobación de Dios, tú no necesitas la aprobación del hombre.

 

TENER UN VERDADERO VALOR ESPIRITUAL

 

La mansedumbre es el verdadero valor de uno mismo. No necesitamos tener un aprecio verdadero de nosotros mismos en Dios. Si tú realmente estás manifestando una imagen santa, y sabes que Jesús está viviendo en el interior de ti, tendrás un valor propio, verdadero de ti mismo. La Palabra de Dios te enseña que cuando tú tienes la vida de Dios en ti, no tratarás de vivir santamente, sino que serás santo. Hay una gran diferencia entre tratar y ser. El verdadero cristiano es aquel que no trata de ser santo. El es santo porque El Único Santo vive dentro de Él. Dos vidas no pueden vivir en el mismo templo. Tú vivirás una vida de propia exaltación y manifestación del yo, o tu permitirás que el yo caiga en la tierra y muera y produzca la manifestación de la vida de Dios. El verdadero carácter del Cristiano es el carácter y los atributos de Dios fluyendo de su ser.

 

Cuando tienes un valor equivocado de ti misma, es muy difícil para ti cambiar. Si eres por naturaleza una buena persona, le toma al Espíritu Santo el traer la luz de Dios brillar dentro de ti y revelarte a ti esas áreas oscuras que necesitan ser cambiadas. Cada persona que vive sus vidas en su propio estilo por el conocimiento del bien y del mal. El fruto del árbol del conocimiento es una vida fluyendo de ti que es tanto bueno como malo. Un día puede ser muy bueno y el próximo muy malo. Un día me puedes amar a mi y al día siguiente yo te hago algo incorrecto y tú ya no me quieres más. Si eres una persona santa, es evidente que estás recibiendo vida del Árbol de la Vida, que es Dios Mismo, y no simplemente del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal. Si puedes decir que el carácter de Dios está siendo formado en ti, y de esa manera día a día, tú estás siendo conformado a Su Imagen, entonces tú sabes que estás viviendo de la fuente correcta. Cuando eres santo, es solamente porque la naturaleza y el carácter de tu Padre Dios ha sido reproducida en ti. Cada semilla produce de acuerdo a su especie, y cuando la semilla de Dios en ti obtiene el riego y la nutrición adecuada, aprendes como dejar a un lado tus gustos y deseos naturales, y tu aprendes a vivir por Dios, entonces esa semilla en ti se reproducirá de acuerdo a su especie y reproducirá en ti el tipo de vida de Dios. Eso es mucho mejor que la religión, mucho mejor que tratar de ser bueno.

 

 

EL ORGULLO ES UN ENEMIGO MORTAL

 

Un hombre manso no es un hombre orgullosos. El no está orgulloso de si mismo. El orgullo es un enemigo mortal de la vida de Dios en ti. El orgullo guarda a muchos cristianos de poder operar en el poder de Dios. El yo siempre se volverá exaltado cuando tú comienzas a moverte en el poder de Dios. Una persona mansa es una persona humilde, una persona gentil.

 

Abraham era una persona mansa. El no se hizo valer a si mismo con Lot, sino que le dio a él la escogencia de la mejor tierra. Cuando tú puedes simplemente retroceder y dejar a otros hacer sus propias escogencias primero, y tú estás dispuesto a tomar lo que ha quedado, esto es mansedumbre. Una persona mansa dirá, "Hermano, quiero que elijas primero." Abraham dijo, "Lot si tú vas por este camino, yo iré por el otro. Tú tienes la primera escogencia".

 

La Palabra nos dice que Moisés fue el hombre más humilde sobre la tierra. El era una persona mansa, pero tenía verdadera autoridad espiritual. Cuando los hijos de Israel hicieron el ternero de oro, Dios le dijo a Moisés, "Quédate a un lado, porque destruiré a esta gente y haré una gran nación de ti" ¿Cuántos de nosotros pudiéramos pasar esta prueba? Cuantos de nosotros hubiéramos dicho, "Si Dios, está bien. Mátalos a todos, porque yo sé que soy una buena persona y si levantas una gente de mi, será lo mejor" Moisés no hizo esto. El dijo, "Dios, no puedes hacer esto porque tu le prometiste a esta gente. Le hiciste una promesa a Abraham que su semilla heredaría la tierra, así que no los puedes destruir" Moisés dijo, "Si tú los vas a borrar, bórrame a mi también."

 

"Pues, ¿Qué merito tiene el soportar que os abofeteen si habéis pecado? Pero si por hacer lo que es bueno sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios." (1 P 2:20) . Si tu sufres porque haces el bien y lo tomas pacientemente, eso es mansedumbre. El continua diciendo, "Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo para que sigáis sus pisadas. Él no cometió pecado ni se halló engaño en su boca. Cuando lo maldecían, no respondían con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino que encomendaba la causa que juzga justamente."

 

Este es el carácter que Dios quiere producir en nosotros. Si la gente está abusando de nosotros, hablando de nosotros, lo soportamos. No amenazamos, no nos levantamos contra ellos y les hacemos acusaciones, simplemente nos encomendamos a Dios, quien juzga justamente.

 

UNA PERSONA MANSA NO ESTA CENTRADA ALREDEDOR DE SI MISMA

 

Una persona mansa no es sensible sobre si misma. ¿Cuántas personas conoces que son tan sensibles que llevan puestos sus sentimientos, hablando, en sus mangas de abrigo? Aquel que está siendo conformado a la imagen de Dios aprenderá a no ser sensible sobre sí mismo. Tienes que aprender a lidiar con los sentimientos heridos y la sensibilidad no respondiendo a ella. Si eres una persona sensible y eres fácilmente herida, es duro no herir de regreso. Una persona espiritual es también muy sensitiva, pero cuando son heridas, ellos sufren por aquel que está hiriéndolos a ellos, no por ellos mismos. Sé que esto es extraño a nuestra manera natural de pensar, pero cuando alguien habla algo malo contra ti, si eres una persona espiritual, sufrirás por aquel que te traíga la acusación contra ti. Si eres fácilmente herido, aprende como soportarlo, y llévalo ante Dios. La sensibilidad es uno de los más grandes enemigos que pueden evitar que el carácter de Dios sea manifestado en ti. Cuando alguien te hiere y respondes con la lengua, tú impides el trabajo del Espíritu en tu vida. Yo sé que esta es una palabra fuerte para algunos. Tú puedes ser una persona muy sensitiva y quizás no puedes aportar ayuda a eso, pero aprende a no responder desde la herida. Puedes aprender a lidiar con ello. Una persona mansa nunca responderá en una forma negativa cuando alguien le hiere.

 

Jesús es nuestro ejemplo y a Él le fue arrancada su barba, le escupieron encima, se burlaron y clavaron en la Cruz, y desde esa Cruz El dijo, "Padre perdónalos, ellos no saben lo que hacen". Cuando tú estás equivocado y aprendes a no hablar claro, esa sensibilidad comienza a morir. Una persona mansa no tiene que defenderse a sí misma, porque ella se da cuenta que no hay nada que defender. El manso dejará todo en manos de Dios. El no discute, no se irrita, no habla de eso. Somete todo a las manos de Dios.

 

La mansedumbre, la cual es un atributo al carácter de Dios, nunca puede ser manufacturada- pero si tu tienes el espíritu de Dios viviendo en ti, te encontrarás a ti mismo volviéndote una persona más mansa. Jesús dijo. "Bienaventurados son los mansos, porque ellos heredarán la tierra" Mateo 5-7 te revela el carácter de Dios y no te deja excusas y alternativas. Si eres un hijo de Dios, y vas a vivir en el Reino de Dios, no tienes una alternativa sino aprender a vivir de esa forma. Si buscas a Dios diariamente, El Espíritu de Dios dentro de ti comenzará a ser manifiesto en todo lo que hagas.

Gary@Sigler.org 

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